abril 13, 2009

De regreso a casa...


Se habìa hecho demasiado tarde, casi no recordaba el camino de vuelta...
Empezaba a escuchar los sonidos del anochecer, continuaba lloviendo, pero no abriò el paraguas...de esa manera las làgrimas, se podòan confundir fàcilemnte con la lluvia, y si encontraba a alguièn en el camino de regreso a casa, nadie se darìa cuenta...
Durante el camino , añorò ese pequeño mundo de fantasìa que habìa creado pocos momentos atràs, un mundo perfecto, con los seres que su madre le habìa enseñado que existìan...
En aquèl sueño, habìa llegado a una fuente màgica, dònde el mundo de los sueños y la realidad convergen y nada es imposible...
Recordò el susurro del viento, las gotas resbalando sobre su rostro, la danza... el silencio del bosque, la quietud en la mirada, la sonrisa que procedìa de su alma...
Se encontrò una a una anciana, de aspecto desaliñado, con un abrigo verde y canas, que no se habìa molestado en teñir...portaba en su regazo unas plantas, segùn la explicò despuès las habìa comprado aquèl mismo dìa, porque le gustaba sentir a la naturaleza cerca...
Le preguntò si se había perdido , era demasido tarde para que alguien de su edad caminase sola , le dijo que el bosque no era seguro para una niña tan pequeña..
Astrid, ese era su nombre, mirò hacia el suelo... sintiò una extraña incomodidad ante las afirmaciones de la anciana, casi no pudo hablar, derramò una làgrima... y balbuceò...
- En realidad no lo sè..., he estado caminando toda la tarde, lleguè al bosque y ahora vuelvo a casa...
La anciana, parecìa afable, tenìa una dulce mirada, y su tono de voz no era de reprimenda sino de advertencia, tenìa el rostro arrugado, pero poseìa una extraña belleza...
Parecìa una extraña hada, de las que leìa en los cuentos, de las que concedìan deseos, aunque con sus limitaciones...
Tras una amena charla, Astrid prosiguiò su camino...
Conforme intentaba regresar, se diò cuenta de lo mucho que habìa caminado aquella tarde, se hacìan interminables las curvas, las cuestas...
Despuès de un largo camino, finalmente llegò a casa, y allì estaban esperandola...
El ambiente era frìo, como de costumbre...
El reloj de la pared marcaba las 9, no era excesivamente tarde, nadie habìa notado su ausencia, a pesar de que tan sòlo tenìa 9 años...
La mirada frìa preguntando... ¿dònde has estado?
-Paseando..., eso fue todo lo que pudo responder
- Estàs empapada... ¿porque te has mojado tanto?
- Se estropeò el paraguas y no lo pude volver a abrir..., sin embargo en su silencio , en las palabras que callaba, estaba la agradable sensaciòn de la lluvia sobre el rostro...
Se dirigiò hacia su dormitorio, pensò en cambiarse antes de cenar, necesitaba ropa limpia y seca, quizà un buen baño no la sentarìa nada mal...
Llegò a su habitaciòn y mirò la imagen de su madre, era tan bonita... su cabello claro, aquellos ojos que siempre la habìan mirado con cariño, recordaba su voz diciendola un te quiero antes de dormir..., aquèl beso en la mejilla para darle las buenas noches.
Sin embargo, ahora todo era diferente, desde que ella habìa partido, extrañaba tristemente su ausencia...
Intentò acariciar tristemente aquèl frìo cristal, que contenìa su imagen... y nuevamente, brotaron las lagrimas...
En una explosiòn de rabia, lo lanzò contra su cama...
Se sentò en el suelo y sintiò una vez màs, como su mundo se derrumbaba, como el ser que màs amaba no estaba a su lado , cuàndo màs lo necesitaba, y el grito que pedìa salir de su garganta, quedò ahogado en un mudo silencio.
De repente, picaron a su puerta, era una voz frìa que le decìa..
- Ya tienes la cena en la mesa
Disimulando su llanto, respondiò timidamente...
-Ahora voy, enseguida me cambio...
Wings

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